El Camino de la Costa, declarado Patrimonio Mundial en julio de 2015, es una de las rutas jacobeas más antiguas de peregrinación, ya que originariamente fue a través de este camino por donde se expandió el culto a Santiago en el siglo IX. Esta expansión no solo tuvo al mar como elemento clave, por el desarrollo del comercio marítimo, sino que además recuperó para los peregrinos los viejos caminos de época romana y altomedieval cercanos a la costa. Existen referencias documentales que atestiguan la existencia del Camino en los siglos IX y X. Además, en los siglos XII y XIII consta que llegaron numerosos peregrinos a puertos como los de Castro Urdiales, Laredo, Santander o San Vicente de la Barquera.
Se trata de un camino difícil por las irregularidades orográficas pero de una especial riqueza paisajística. Está surcado por una sucesión de altiplanicies quebradas, por sierras prelitorales, brazos de mar y angostos valles costeros, lo que obligaba al peregrino en otros tiempos a realizar la ruta de manera mixta por tierra y por mar, recurriendo incluso a la navegación de cabotaje.Salto de línea