El Archivo General de Simancas publica la [ serie de Comprobaciones del Catastro del marqués de la Ensenada en el Reino de Galicia ], que en 1760 comprendía las provincias de La Coruña, Lugo, Orense, Tuy, Mondoñedo, Betanzos y Santiago. Se trata de 323 libros conteniendo 3.843 expedientes, con más de un millón de imágenes vinculadas.
El 10 de octubre de 1749, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de Ensenada y ministro de Hacienda desde 1743, consiguió un real decreto para poner en marcha uno de sus más vastos y deseados proyectos: el inmortalizado con su nombre como Catastro de Ensenada.
Con él pretendía llevar a cabo la necesaria reforma fiscal que distribuyera la carga fiscal entre los vasallos de modo proporcional a la riqueza estable de cada uno, que redujera a un único impuesto la diversidad de gravámenes con su consiguiente multiplicidad de normativas y procedimientos y que, finalmente, acabara con los privilegios fiscales de nobleza y clero. El paso previo para establecer esta única contribución fue la realización de un catastro universal, que incluyó casi 15.000 términos locales de los territorios de la Corona de Castilla con el objetivo de averiguar y registrar la renta estable de cada hogar. El control del proceso descansó en la Real Junta de Única Contribución que, a nivel territorial, encargó esta misión a los intendentes de provincia. Cada intendencia formó, a tal fin, uno o más equipos catastrales denominados «audiencias» bajo la presidencia de un juez-subdelegado. Para dar veracidad y fiabilidad al resultado del proceso se prohibió que sus miembros fueran vecinos o tuvieran intereses en las localidades a catastrar.
Las averiguaciones se ejecutaron sustancialmente entre 1750-1754, si bien la no se concluyeron completamente hasta 1757. Esta circunstancia y los avatares que afectaron a algunos de los protagonistas de este proceso explican la demora en la puesta en ejecución de la Única Contribución. Los años 1758 y 1759 se dedicaron a la labor de inventariado, copia y configuración de los libros de contenido que quedarán bajo custodia de los contadores.
En 1760 se retoma el proceso para la puesta en práctica de la Única Contribución pero cambian los protagonistas: nuevo rey, nuevo ministro de Hacienda, Segunda Junta de Única Contribución; se matizan los objetivos en virtud de una Nueva Instrucción destinada a «comprobar» las averiguaciones efectuadas diez años atrás y se obtienen nuevos resultados. Así nacen las comprobaciones del Catastro de Ensenada que se concluirán en 1764. Dos novedades importantes se introducen ahora que cambiarán sustancialmente los resultados: los agentes encargados de la ejecución serán autoridades locales, regidores y peritos por ellos elegidos; y en la valoración del producto se deducirán los gastos derivados del cultivo y labor de las tierras, diezmos de sus frutos, alimento y pastoreo del ganado y reparos en casas y edificaciones. La reducción fue tan fuerte en el producto que en muchas localidades se rebajó a la mitad.
La información suministrada por las comprobaciones ofrece un nuevo campo de investigación comparativo que permite comprender mejor, a través del estudio concreto del proceso de su realización, las valoraciones efectuadas. El antiguo reino de Galicia es un marco extraordinario no solo por su extensión sino por la homogeneidad y coherencia que su espacio geográfico brinda al análisis histórico.
La serie de «Respuestas Generales» (1750-1754), constituida por las copias de de las respuestas de la averiguación original, se puede consultar en el [ sitio web del Catastro de Ensenada ].
Camarero Bullón, Concepción, «Informe del Consejo de Hacienda a Carlos III sobre el Catastro de Ensenada, 1779». En Catastro 51 (julio 2004), pp. 67-107.