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Imágenes de la alteridad

La visión que la sociedad occidental tiene de los miembros de otras culturas ha sido tradicionalmente una visión sesgada, llena de prejuicios y estereotipos. En el caso de las mujeres estos estereotipos suelen ir acompañados, además, de determinadas consideraciones sexuales. A la visión misteriosa y exótica, salvaje y primitiva, se le añaden connotaciones sexuales creadas por la imaginación occidental. Esta sección ahonda en esas representaciones erróneas de mujeres vistas bajo el prisma occidental masculino.

La geisha japonesa, una mujer culta educada para entretener con la conversación y sus habilidades en la música, danza y canto, es vista como una prostituta por los occidentales. En ocasiones, esta visión sesgada afectó de manera muy directa a sus protagonistas, como es el caso de las nailiya de Argelia, bailarinas que acabaron convirtiéndose en prostitutas por injerencia de la administración colonial.

En la imaginación masculina estas mujeres pertenecientes a otras culturas suelen aparecer representadas como promiscuas y sexualmente accesibles. A esta imagen ayuda la desnudez con la que son mostradas en numerosas ocasiones, sin considerar que en muchas culturas la desnudez es habitual y su concepto de pudor no tiene nada que ver con el nuestro. En la fotografía de finales del siglo XIX y principios del XX la representación de mujeres occidentales desnudas era pornográfica e inmoral, sin embargo la de mujeres indígenas estaba permitida, disfrazada de interés antropológico. Otro de los temas recurrentes es el harén, con varios ejemplos en esta sección, reflejo de la fascinación y curiosidad por lo desconocido que ese mundo femenino cerrado al exterior ejercía en los europeos.

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