Viviendo la sexualidad
Es complejo abordar una aproximación a la vivencia de la sexualidad de la mujer cuando en la mayor parte de las ocasiones son los hombres quienes han plasmado o dado voz a las experiencias y sentimientos femeninos. Difícilmente podremos lograr una perspectiva completa hasta que la mujer no narre en primera persona su propia forma de entender este aspecto de su vida. Un reto especialmente delicado cuando se trata de una cuestión que en muchas culturas, como la occidental, se ha oscurecido con una gruesa capa de prejuicios.
Es posible reconocer el papel fundamental que debió tener la sexualidad femenina en las sociedades antiguas cuando observamos las pequeñas esculturas antropomorfas de época prehistórica o algunas de las representaciones cerámicas de las culturas prehispánicas americanas. Estas imágenes se asocian tradicionalmente a la fertilidad, en cuanto que las mujeres son generadoras de vida y, en ocasiones, cuando se han encontrado en el ámbito funerario se han considerado como protectoras en el tránsito hacia el más allá.
A través de las piezas seleccionadas se analizan las distintas caras de una realidad que presenta múltiples matices abordando, entre otras cuestiones, la llegada a la madurez sexual, el celibato como negación de la sexualidad o la integración, mediante actitudes ambiguas, de la homosexualidad femenina como una vivencia más dentro de las relaciones humanas.
La plena incorporación de la mujer al mundo de la creación artística como autora es tardía y, todavía hoy, hallamos pocos casos en los que se traten temas de explícito contenido sexual, pero encontraremos claros ejemplos en las composiciones simbólicas de Louise Bourgeois.
Tras el estudio de estas obras posiblemente percibamos que la sexualidad femenina sigue siendo un tabú que no se ha superado.
