Con la incisión de un buril grababan la roca. Aprovechaban los abultamientos naturales y conseguían volumen. Las figuras eran sacadas del interior del soporte, rebajándolo, compartiendo espacio con las pinturas de forma individual o formando parte de ellas. Las manos humanas, sus dedos, se deslizaban por la arcilla realizando trazos digitales.
Delineaban en la superficie con un carbón, perfilando las figuras y sombreándolas en dibujos de trazos sencillos y precisos, a veces sobre el grabado previo, a veces directamente. El dibujo daba forma a los contornos, en rojo o en negro, se marcaba la silueta o se punteaba.Salto de línea
Aplicaban el color directamente con las manos o soplando a través de un hueso hueco de ave. La extensión del colorante reafirmaba las técnicas anteriores y remarcaba los volúmenes. Su bicromía, el rojo y el negro, unida al color del soporte, producía matices diversos que conferían vida a las figuras.