Comienza una nueva etapa. La aventura se transforma en conquista y asentamiento permanente; la arribada de navegantes sedientos en procesos de dominación e interacción cultural; las misiones en nuevas formas de pensar y sentir; la búsqueda de riquezas en intercambios comerciales.
Dos siglos y medio de un camino y unos barcos llenos de productos, armas y monedas, pero también de hombres, palabras e ideas que arraigan en sus destinos y crean lazos de unión que aun hoy perviven.
El tiempo traerá nuevos rumbos e inquietudes, pero las finas estelas que un día unieron dos océanos y tres continentes aún permanecen como ventanas en el espacio, recordándonos que un camino de ida y vuelta sobre la mar nos convirtió, a pesar de las distancias, en lo que hoy somos.