El piso noble o principal destinado al protocolo se decora de forma más suntuosa y artística. Espejo de la posición económica y social de sus propietarios, refleja en su distribución la mentalidad decimonónica donde prima sobre todo la apariencia y se reservan los mejores espacios a los invitados. De hecho, se abría únicamente para recepciones, fiestas y bailes.
Presenta una distribución similar a la del Piso Entresuelo, con una serie habitaciones en enfilada, a las que en este caso se añaden tres amplías galerías en torno un patio interior. De esta manera, todas las estancias forman un espacio común con múltiples comunicaciones, apto para albergar a gran número de invitados y distribuir de forma armónica las colecciones artísticas.
La aparente inalterabilidad al paso del tiempo es fruto del esfuerzo de un equipo multidisciplinar de profesionales que ha trabajado para la recuperar la ambientación original.