A través del lienzo. El proceso de restauración del “Pentecostés” de Herrera el Viejo

Del 29 de octubre al 15 de diciembre

Exposición temporal

  • Sala Polivalente
  • Visitable de 16 a 18h de martes a sábado y de 10 a 15h el domingo

Esta exposición pretende rendir homenaje al complejo trabajo de restauración de la obra “Pentecostés” de Herrera el Viejo por el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE).

La obra fue realizada en origen para el convento de la Merced Calzada de Sevilla pero desde comienzos del siglo XX pertenece a la colección del Museo del Greco al haber sido adquirida por su fundador, el II marqués de la Vega-Inclán.

Dado el pobre estado de conservación en el que se encontraba la pieza y los numerosos repintes y daños que presentaba se trasladó en 2007 a los talleres de restauración del IPCE. Hoy, 12 años más tarde, se presenta al público la obra ya restaurada, cuya intervención ha permitido recuperar la obra en todo su esplendor.

Francisco Herrera el Viejo es el pintor más representativo de la pintura sevillana en la primera mitad del siglo XVII. Formado en un estilo manierista, llegó a convertirse en uno de los maestros más elogiados y estimados del naturalismo barroco sevillano. Su obra “Pentecostés” es una pintura temprana dentro de su producción, pero ya con marcados rasgos naturalistas en los rostros de las figuras y en el estudio de la luz.

Pulse para ampliar Antes de la restauración
Pulse para ampliar Después de la restauración

Iconografía

Pueden verse composiciones muy similares en grabados de los siglos XVI y principios del XVII, tanto italianos como del norte de Europa, que bien podrían haberle servido de inspiración. Para lo que no se ha podido hallar explicación es para las cruces blancas que aparecen sobre los mantos de los apóstoles y los gentiles, pero su repetición indica que debían tener para el pintor un significado verdaderamente importante y conocido, que justificó su notoria presencia en los personajes representados.

Pulse para ampliar Detalle cruces blancas
Pulse para ampliar Detalle cruz blanca sobre Virgen y figuras

Firma

Los daños y dobleces en el Pentecostés afectaron gravemente a la firma y, sobre todo, a la fecha incluida, siendo el último 7 un dato dudoso. Por el estilo del cuadro, 1617 resulta una fecha apropiada y convincente que no ha levantado polémicas entre los historiadores y todos han estado siempre de acuerdo con ella. La datación de la obra se ha hecho siempre atendiendo a la fecha repintada, siendo muy posible que el restaurador supiera la fecha que había antes de producirse las pérdidas.

Pulse para ampliar Detalle de la firma tras la limpieza de repintes
Pulse para ampliar Detalle de la firma tras la restauración
Fachada del antiguo convento Pulse para ampliar Antiguo convento de la Merced, actual Museo de Bellas Artes de Sevilla

Historia material

Tras las noticias de un Pentecostés realizado para el convento de la Merced Calzada de Sevilla, no volvemos a conocer la historia de este cuadro hasta que llega a manos de D. Manuel López-Cepero y Ardila.

El también deán de la Catedral de Sevilla fue además un afamado coleccionista de pintura en la España de su época, llegando a reunir en su casa más de 1000 obras de valía; se especializó en los pintores barrocos sevillanos (Murillos, Roelas, Alonso Cano, Zurbarán, Velázquez), siendo su galería entonces la más rica en Sevilla después de la del Museo provincial. La Fundación Vega-Inclán lo adquiere en 1921 al ostentar una firma poco conocida en el Museo del Greco, momento en que se amplía la colección con nuevas adquisiciones colocadas en la llamada Nueva Sala.

Con esta y otras dos nuevas salas se buscaba crear una exposición de arte español que enmarcase y contextualizase la pintura del Greco.

Restauración

El cuadro se sometió a una primera restauración posiblemente entre 1813 o 1823 en la que mediante un tratamiento invasivo se alteró significativamente la naturaleza estética de la obra. Estas intervenciones ocultaban la calidad cromática y estilística de la composición llegando a cubrir parte de la pintura original con numerosos repintes. Por ello, se hacía imperativo un nuevo proceso de restauración siguiendo los actuales criterios de conservación que recuperase y consolidase la pintura original existente partiendo de la fijación y limpieza de los estratos pictóricos para poder realizar una reintegración cromática ordenada, respetuosa y fiel a la obra original.

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