En lo relativo a cerámica, la colección es muy variada en cuanto a formas y decoración, con una cronología que va desde los siglos xvi al xx. El núcleo más importante es el formado por las cerámicas de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, por las que el Marqués sentía especial predilección. Muchas de ellas proceden de las remociones en las cuevas del jardín y algunas, por su calidad, se expusieron en la cocina reflejando en este espacio la vida cotidiana y doméstica de la época.