Maestro de Perea [Atribuido]
El tema representado en este cuadro se corresponde con el de la Virgen de la Esperanza. La iconografía de esta advocación mariana, al igual que la de la Inmaculada Concepción, deriva de la visión descrita por San Juan Evangelista de la Mujer Apocalíptica, y, según algunos historiadores, tiene sus orígenes en la iconografía oriental. La representación de la Virgen en la espera del parto, denominada con el nombre de Nuestra Señora de la Esperanza, de la Expectación, o de la O ‒que, a su vez, deriva, no se sabe bien si, de la forma oval del vientre durante la gestación o porque en la semana precedente a la Navidad las antífonas cantadas en los oficios comienzan por la letra O-, se volvió frecuente a finales de la Edad Media, cuando se instituyó la fiesta de la Expectación de la Virgen, celebrada el 18 de diciembre.
Algunas corrientes historiográficas afirman que la Iglesia Católica, tras el Concilio de Trento, ordenó suprimir la imagen de la Santísima Virgen embarazada, por considerarla impúdica, si bien lo cierto es que, a pesar de esta aparente prohibición, las representaciones de la Madre de Dios embarazada o amamantando a su Hijo siguieron siendo muy habituales en la iconografía cristiana.
En este caso, la Virgen aparece expectante, sedente y con una clara alusión a su preñez en el sol con rayos que aparece sobre su vientre. Como señala Manuel Crespo Hellín, sobre el motivo de la gestación de la Virgen en el arte figurativo, encontramos diversos apelativos: Virgen de la Esperanza en España, Madonna del Parto en Italia, en Francia, Notre-Dame des Avents, y, en otros países, María Grávida. Todas ellas recogen formalmente el motivo de la maternidad expresada en muy variados contextos iconográficos. La historiografía del arte decimonónica no acogió con buena crítica este tipo de representaciones, ya que fueron consideradas como un empleo "naif" e incorrecto de un tema sacro.
Las representaciones de la Virgen de la Esperanza, o, simplemente, Virgen encinta, tuvieron una gran difusión en España. El historiador y exconservador del Museo de Bellas Artes de Valencia, José Gómez Frechina, especialista en pintura gótica valenciana, ha atribuido la obra al conocido como Maestro de Perea, por razones de estilo como, por ejemplo, la aureola con estrellas en relieve. Sabiendo que la pintura había pertenecido al marqués de la Vega Inclán, el investigador la localizó a través de una fotografía del Archivo Moreno donde aparecía como obra anónima (mayo de 2021).