Luis Tristán (1580-1624)
La imagen de San Antonio Abad es repetidamente interpretada por Luis Tristán, y posiblemente acompañe al lienzo de San Pedro Alcántara ‒también conservado en el Museo del Greco-, ya que guarda relación en cuanto a procedencia, dimensiones y carácter. Fundador de los anacoretas en Egipto, pasó gran parte de su vida en el desierto, donde fue tentado por el Diablo. Se le representa sentado junto a un árbol, con un libro abierto sobre sus rodillas, la mano derecha en el pecho y la cabeza alzada con expresión devocional. Sobre una roca, los atributos del santo: una calavera, libros y una campanilla.Salto de línea Salto de línea Se trata de un tema iconográfico de éxito en la producción de Tristán, del que, además de este lienzo, se conocen otros dos cuadros con la misma composición. El primero, de procedencia desconocida, se conserva en una colección particular de Estados Unidos, y es una copia de alta calidad de éste. El otro, de la colección del marqués del Saltillo, tiene un tamaño algo menor y presenta ciertas variaciones, especialmente en lo referido al paisaje y también a la presencia de un haz de luz que se proyecta sobre la figura del santo. La figura del santo se creyó durante algún tiempo que representaba a San Jerónimo.
Por lo que respecta a este lienzo, se debe señalar que presenta una reducida gama de color en el que resalta el marrón rojizo de la túnica, que contrasta con la luminosidad del blanco del hábito. Es destacable, igualmente, el naturalismo y expresividad del rostro del santo.
La obra, procedente del antiguo Museo de la Trinidad, ha tenido diversas atribuciones, considerándose a partir de la incorporación al catálogo del Museo del Prado en 1910 como de Luís Tristán.