La cueva de Altamira es la máxima representación del espíritu creador humano. Presenta un arte en grado de excelencia. Las técnicas artísticas (dibujo, pintura, grabado), el tratamiento de la forma y el aprovechamiento del soporte, los grandes formatos y la tridimensionalidad, el naturalismo, la abstracción y el simbolismo, todo está ya en Altamira.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, entre hace 36.000 y 13.000 años antes del presente. Estas representaciones se extienden por toda la cueva, a lo largo de más de 290 metros, aunque es en la Sala de Polícromos donde se concentran en mayor número.
Las representaciones más grandes son caballos y, bisontes de entre 125 y 170 cm de longitud, y una cierva, de más de dos metros. Primero se grabó el contorno y se dibujó a línea negra con carbón; luego se rellenaron con pintura roja o amarillenta. En algunos bisontes se marcó con pintura negra el cambio de coloración de su vientre o se utilizó el lápiz de carbón para detallar el pelo o la joroba. Además, el grabado se utilizó en ojos, cuernos, pelo del cuello, etc.
Catálogo Altamira, el primer arte Salto de línea