La cueva de Altamira fue incluida en el año 1985 en la Lista del Patrimonio Mundial de UNESCO, a petición del Gobierno de España, basándose en dos criterios: por su calidad estética, al considerarse que representa una realización artística única de la cultura magdaleniense, y por ser testimonio excepcional del desarrollo de esta cultura en el sur de Europa. Como valor adicional se sumaba el hecho de que fue Altamira el primer sitio donde se identificó el arte rupestre paleolítico, de la mano de su descubridor D. Marcelino Sanz de Sautuola.
Pero como Altamira no es un caso aislado sino que forma parte de una manifestación cultural de mayor entidad geográfica, en 2008 se amplió la inscripción a otras diecisiete cuevas con arte rupestre paleolítico de Asturias, Cantabria y País Vasco, pasando este bien a denominarse “La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España”.
Su inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial significa que UNESCO considera que este conjunto posee un Valor Universal Excepcional. Este VUE destaca como valores del arte de Altamira su calidad estética y factura técnica, valores que el resto de sitios declarados comparten, complementan y acrecientan, proporcionando en su conjunto un contexto con significado pleno propio, el arte rupestre cantábrico, y con significado universal al permitir un mejor entendimiento de este arte como parte del Primer Arte de la Humanidad.
La inclusión en la Lista obliga a las instituciones titulares y gestoras de estas dieciocho cuevas a velar por su protección, conservación, investigación y puesta en valor. En 2008 se creó la Comisión de Coordinación de este bien donde las administraciones titulares y gestoras de todas estas cuevas cooperan en programas, planes y proyectos de actuación, aunando así esfuerzos para su mejor gestión.
Inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial
Declaración oficial de Valor Universal Excepcional
Arte rupestre cantábrico en la Lista de Patrimonio Mundial