La dieta era forzosamente variada (aprovechar todo en la medida posible) y relativamente abundante (su talla era elevada). En los campamentos y cuevas próximos a la costa, como Altamira, se mariscaba y recogían lapas, caracolillos y otros moluscos y crustáceos. En los ríos siempre cercanos nunca faltaban las truchas y, en la temporada de desove, los salmones eran una fuente importante y fácil de alimento.
Estas puntas unidas mediante una cuerda a un asta de madera para formar arpones se cree que sirvieron fundamentalmente para la captura, o ‘caza’, de peces. En épocas históricas, incluso reciente, inuit y patagones utilizaban arpones similares en forma o materia y funcionalidad para cazar sobre todo mamíferos marinos. Las variaciones en el diseño de las puntas de arpón (más o menos dientes y distintas formas de sujeción y enmangue), los cambios tecnológicos, permiten establecer cronologías o distinguir culturas paleolíticas.