Del pecio de Las Amoladeras (Cartagena) se extrajo este amuleto de oro, del siglo I a. C., que representa los genitales masculinos y femeninos, en una asociación que funcionaba eficazmente contra el encantamiento y el mal de ojo, especialmente el llamado fascinum. A esto se suma el propio material en el que está realizado: el oro, que tiene de por sí poderes profilácticos.