N.º inv.: CE2/00350; CE2/00353
Este conjunto de joyas, fechado en el tercer cuarto del siglo XVIII, está compuesto por una cruz de pecho y un par de pendientes de plata y piedras de estrás. La cruz de pecho consta de botón, lazo y tres almendrillas colgantes, y por detrás una pequeña argolla para pasar la cinta de la que iba sujeta. También llamadas “joias” o joya, las cruces o lazos de pecho eran en un principio cruces que con el tiempo se van alargando en varios cuerpos pasando a ser una pieza totalmente profana. En el siglo XVIII, se sujetaba a una cinta que se ataba al cuello por detrás con un gran lazo. Más tarde pasó a llevarse como un broche. Estas piezas eran además desmontables y se podían hacer más cortas y llevaderas o más largas e importantes, a voluntad de la usuaria. Los pendientes son de tipo girandole y se pusieron de moda en España a mediados del siglo XVIII. Están compuestos, como la cruz de pecho, por el botón, el lazo y tres almendrillas colgantes. El uso de piedras de estrás significa que se trata de una popularización de un modelo culto que se realizaba con diamantes o piedras preciosas.
Un ejemplo de este tipo de joyas se puede observar en el retrato de María Luisa de Parma, obra de Raphael Mengs, conservado en el Museo del Prado.
Piezas expuestas en la Antecámara o Sala de confianza, primera planta.