Instante blanco, de Bernardí Roig, es un proyecto concebido expresamente por el artista que ocupa y redefine los espacios del museo con diez esculturas blancas. El objetivo es establecer un diálogo con las diferentes estancias que contienen los fondos del museo en el Colegio de San Gregorio y en la Casa del Sol, a fin de crear una nueva mirada sobre las obras que alberga. Se trata, por tanto, de una intervención en los márgenes, de un susurro que dinamita la idea del museo como mero almacén de objetos ubicados y percibidos cronológicamente. El trabajo de Bernardí Roig ha estado siempre vinculado a la poética de los espacios, estableciendo un tenso diálogo con la memoria de las imágenes. La luz actúa como metáfora de esa memoria. Sus solitarias esculturas blancas extraídas del calco de personas reales suponen una reflexión sobre la figura humana como última y solitaria presencia.
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