Luis Ferrant Llausás
Retrato de Alejandro Ferrant Fishermans
1854
Óleo sobre lienzo
149 x 100 cm
Intervención realizada por una empresa especializada
Uno de los deterioros más destacados que presentaba esta preciosa obra a su llegada al Museo era el oscurecimiento generalizado de la película pictórica, a causa de la suciedad acumulada y la oxidación del barniz, que no permitía apreciar los intensos colores de los fondos, las carnaciones y los detalles de la vestimenta.
Por otro lado, el marco, de delicada manufactura y elaborado en el taller de la propia familia Ferrant, también había sufrido por el paso de los años presentando como principales deterioros faltas en las decoraciones de las esquinas, perforaciones y oscurecimiento en muchas zonas cuyas pérdidas o desgastes habían sido repintadas con purpurina.
Después de realizarle una primera limpieza para eliminar la suciedad superficial acumulada durante años, se procedió a empapelar la película pictórica para protegerla y evitar deterioros, como grietas o desprendimientos, durante la realización de los siguientes tratamientos necesarios para dar consistencia a la tela, muy debilitada en los bordes.
Para ello se desclavaron las esquinas del lienzo, separándolas del bastidor, y se reforzaron con bandas de lino para poder llevar a cabo un tensado o estiramiento del lienzo que tenía como objetivo eliminar arrugas y deformaciones.
Una vez clavadas las esquinas reforzadas al bastidor y tras la eliminación del empapelado, se trató la película pictórica retirando el barniz amarillento, tratando las faltas, estucándolas y reintegrándolas cromáticamente, y aplicando barniz en spray, como protección.
En cuanto al marco, este fue tratado desde un aspecto estructural, encolando las piezas sueltas y recuperando mediante reintegraciones volumétricas todas las zonas perdidas, y desde un aspecto estético, limpiando la suciedad, eliminando los repintes de purpurina y dorándolo con oro fino de 22k. La abundancia de repintes de purpurina hizo que se tuviera que dorar el marco casi en su totalidad, quedando muy pocas zonas en las que se pudiera recuperar el oro original.
Finalmente, se ajustó el lienzo al hueco del marco, pues este era demasiado grande, colocando listones de madera y cintas de neopreno adhesiva, obteniendo como resultado final una obra reforzada y consolidada a nivel estructural y que ha recuperado en su totalidad el valor estético que se había ido difuminando con el paso del tiempo provocando que este precioso cuadro no se pudiera apreciar e interpretar de manera correcta.