Mediados del s XIX - principios s XX
Alberca (Salamanca)
Para realizar el gran panel de Castilla. La fiesta del pan, 1913 Sorolla viajó por toda Castilla para reunir información sobre indumentaria y tradiciones de la zona. En la Sierra de Francia, en la Alberca (Salamanca), conocida por la belleza de sus paisajes como de sus trajes y tipos encontrará la imagen que buscaba y que plasmará en Novios salamantinos, 1912 (nº inv 967). El pintor supo transmitir, con su gran técnica y mirada etnográfica, la belleza de este traje de vistas conservado en el Museo Sorolla, llevado por las mujeres del lugar y en el que destacan el gran conjunto de collares y brazaderas que las cubren de la cabeza a los pies.
Sorolla estuvo interesado en comprar este traje el mismo año en el que realizó el cuadro, pero el excesivo precio exigido fue un impedimento. Dos años después de finalizar el panel de Castilla, motivado más por un interés coleccionista que como apoyo a los paneles, compra este traje de vistas a un precio elevado.
Con este traje de vistas que conserva el Museo Sorolla, las mujeres de la Alberca, se vestían para el día de la boda y actualmente siguen utilizándolo, para asistir a ceremonias religiosas procesiones u ofertorios como los del Corpus Christi y de la Asunción, entre otros.
Este traje se compone de una chaqueta negra o jubón decorado con botones de plata y una serie de sayas y manteos bajeros, faldas abiertas por detrás atadas a la cintura con cintas, colocadas unas encima de las otras, que dejan a la vista las cintas de color en la parte inferior (cortapisas) y dan volumen al conjunto. Sobre el manteo superior, ricamente decorado con encajes y terciopelo, en comparación con los manteos inferiores, más sobrios, se coloca el bernio, un delantal de colores oscuros con cortapisas de cintas plateadas y asalmonadas y decoración floral bordada en el centro, que rompen la severidad del conjunto.
Todo este conjunto de faldas, otra manera de mostrar la riqueza de cada casa, dejan a la vista las medias encarnadas con bordados de distintos colores y los zapatos negros con hebillas de plata cincelada.
El tocado que se muestra no corresponde en sí al traje de vistas tradicional, una mantilla de encaje blanco o gasa decorada con bordados, que cae en pico sobre la frente y cubre la barbilla. En su lugar, esta mantilla fue sustituida por Sorolla en sus dibujos preparatorios por una mantilla de lana, adornada con ricas cintas negras procedente del vecino pueblo de Candelario, y así queda reflejado en este conjunto.
No obstante, lo más llamativo de este traje es la cantidad de joyería que podía portar la mujer dependiendo de su situación económica, otro alarde de la riqueza familiar, entre las que encontramos los collares, como “la vuelta grande” o la “media vuelta” (llamados así atendiendo a su tamaño) formados por grandes bolas (bollágaras) y cilindros de plata con filigrana (carretes o castillos), y de los que penden grandes medallones (patenas) con figuras religiosas y grandes crucifijos. También destacan en el conjunto las brazaleras, cadenas de plata colocadas a la altura de los hombros y de las que penden amuletos propiciadores y protectores, en los que podemos encontrar elementos religiosos como medallas o relicarios pero también elementos profanos como la trucha articulada, un corazón de novia, una higa de coral o castaña de india, entre otros.
Pueden encontrar más información sobre la joyería de este traje de la Alberca, en la pieza del mes "La colección de joyería"