Se usaban dos tipos de calzado: los zapatos, cerrados, y las chinelas, sin talón. Realizados en ricos tejidos y con suela de cuero, evolucionan desde el tacón alto y curvado del período Rococó al zapato neoclásico plano y escotado. Tenían la punta estrecha y se cerraban en el empeine mediante una lengüeta que ajustaba con hebilla o cintas cosidas. La horma de ambos zapatos era la misma sin diferenciar pie derecho o izquierdo. Las medias, tejidas en bastidor plano, con costura trasera, se realizaban en seda de vivos colores armonizando con la indumentaria, y se decoraban con bordados y un triángulo enmarcado en la zona del tobillo.
Zapatos y medias del siglo XVIII