Murcia, ca. 1850
Refajo: fruncido de una pieza de 97 cm. de ancho de telar (orillos visibles en bajo y cinturilla) de tafetán de tejido mixto (urdimbre de algodón crudo; trama de lana rojo): lana roja con costura francesa en el centro del delantero, cinturilla vuelta en dobladillo a máquina que se frunce con una cinta de algodón negra, en el bajo con rodadura de tejido de tafetán de algodón rojo. Decoración: vegetal que ocupa casi todo el largo de falda (60 cm), bordado a la aguja en hilo de algodón color crudo. Guarnición de tres órdenes: orden inferior de guirnalda serpenteante a base de flor con tallo de capullos y hojas; central, más ancho, guirnalda serpenteante de campanillas, flores y hojas; y superior, con motivo yuxtapuesto a base de granadas abiertas y cerradas en torno a un talle serpenteante.
Esta saya o refajo rojo, que mezcla algodón y lana, proviene de Javalí Viejo y entró en el Museo en 1935 a través del Correspondiente Francisco Frutos. Aunque sigue los modelos de las sayas de diario, como prenda festiva que es, se decora con varias lorzas y con un amplio bordado vegetal realizado a la aguja en hilo de algodón crudo. Pero lo más interesante de la prenda desde el punto de vista de su uso es el hecho de que se conservan en el reverso hilos malvas y marrones procedentes de antiguas costuras que nos indican que la costura se ha rehecho. También se han deshecho varias de las lorzas. Ambos detalles muestran que fue heredada al menos una vez, algo habitual entre las mujeres en el mundo rural popular hasta la Guerra Civil. Debido a la diferencia de talla entre las dos propietarias, la saya hubo de descoserse para reducirla, pero además la hija debía de ser además más alta que la madre, por lo que hubo también que quitar algunas lorzas para dar más largo a la prenda (detalle singular). Es muy frecuente que las sayas populares tengan lorzas, que en efecto pueden descoserse si es necesario. Las sayas de diario tienen una o como mucho dos, mientras las festivas tienen a veces un gran número de ellas. En realidad, en la indumentaria festiva las lorzas se convirtieron en un elemento decorativo más, uno que daba idea del poder adquisitivo de la propietaria, ya que para realizarlas se compraba más tela de la estrictamente necesaria y se "desperdiciaba" en las jaretas. Sin embargo, en este caso las lorzas hubieron de retomar su primitiva función práctica y, como si se tratara de una prenda cotidiana, permitieron que la saya se reutilizase.
Inventario: MT005413-14, MT005415A-B, MT005417 y MT005419