Miguel de Cervantes estuvo en dos ocasiones en Valladolid. La primera vez de niño, con tan solo cuatro años junto con sus padres y sus cinco hermanos. La familia habitó en una casa situada en la denominada acera de Sancti Spiritus (hoy Paseo de Zorrilla), muy alejada -por entonces- del centro de la villa del Pisuerga.
Volvió de nuevo a la ciudad en 1604, esta vez siguiendo a la Corte que había cambiado en 1601 la capital del reino de Madrid, a Valladolid.