La casa pertenece a un conjunto de cinco edificios, similares todos ellos, construidos por Juan de las Navas en 1601 sobre unos solares heredados de su padre y otros adquiridos en la calle del Rastro Nuevo de los Carneros.
La regularidad en la distribución de sus vanos, balcones en la planta principal y ventanas en la segunda, coincide con el modelo habitual de fachada establecido en Valladolid desde el siglo XVI. En su tejado se abren huecos abuhardillados.
Con el paso del tiempo la casa ha sufrido algunas alteraciones tanto en su exterior como en el interior a consecuencia de las diferentes obras de mantenimiento que ha necesitado, no obstante, se ha mantenido íntegra su estructura así como su disposición interior.
En la actualidad conserva el aspecto que el marqués de la Vega Inclán le dió en la intervención rehabilitadora llevada a cabo durante las primeras décadas del siglo XX, observándose una fachada de sillería y mampostería en la planta baja y de ladrillo visto, que oculta el original entramado de madera, en los pisos superiores. Sus balcones, en origen de madera, ahora son volados y de forja antigua.
La zona delantera de la casa está precedida por un jardín, de tipología española, diseñado regularmente mediante bojes y mirtos en origen, que ha experimentado diversas variaciones tanto en estructura como en decoración y altura. En el centro se encuentra una fuente de línea clásica rematada por bello fragmento escultórico de mármol del siglo XVI.
La fachada posterior de la casa repite la misma estructura, pudiéndose acceder a un patio que recuerda la antigua existencia de corrales. Hay un patio accesorio, con varios pozos, en el que se conserva restos de su tabiquería divisoria correspondiente a los diferentes inmuebles que constituyen el conjunto actual.