La identificación de la vivienda cervantina se produjo en el año 1866 pero hasta 1872 no se hizo el primer intento de dedicar la casa a una finalidad cultural.
Fue un grupo de jóvenes escritores el que acordó fundar en ella un ateneo, arrendando la casa y reuniéndose allí para discutir temas literarios. Sus limitados recursos no pudieron soportar el peso económico de la Sociedad, que apenas tuvo de vida seis meses.
Con motivo de la conmemoración del 275 aniversario de la publicación del Quijote, el 23 de abril de 1875, el farmacéutico don Mariano Pérez Mínguez, ayudado por los propietarios de la casa, la decoró “con muebles y objetos antiguos, dando a aquel histórico recinto todo el color posible de época”, y se abrió al público. Se decidió crear una Junta conservadora, formándose la sociedad “La Casa de Cervantes” en 1875. La casa terminó de enriquecerse con cuadros, armas y libros antiguos, raras ediciones nacionales y extranjeras del Quijote y más objetos de diverso uso y época.
También se inauguró en la casa un cómodo gabinete de lectura con doce periódicos de ciencias, artes, literatura y noticias varias, y algunas obras literarias.
Las sesiones literarias se celebraron entre los años 1876 y 1881 y la casa continuó convertida en un interesante museo hasta 1887, año en que desaparece la Sociedad y la vivienda deja de albergar el museo, pasando a ser ocupada de nuevo por inquilinos.
Mariano Pérez Mínguez también encabezó una suscripción pública para erigir una estatua a Cervantes, realizada por el escultor Nicolás Fernández de la Oliva e inaugurada el 29 de septiembre 1877 en el entonces denominado Campillo del Rastro, cercano a la casas.