El Plan Nacional de catedrales, como tal, ha sido un instrumento de gestión indispensable y positivo para establecer las estrategias de actuación en este conjunto patrimonial y sigue siendo necesario y oportuno. Ello no obsta para que sean convenientes determinadas aportaciones y/o modificaciones que permitan su adaptación a las demandas de la sociedad actual y se produzca su actualización conforme han evolucionado las disciplinas aplicadas a la conservación y restauración en este tiempo transcurrido.
El método de actuación debe comprender los siguientes pasos principales:
Salto de línea El objetivo del Plan Nacional de Catedrales es ordenar las actuaciones de los distintos agentes que intervienen en la conservación del patrimonio catedralicio. Para ello es necesario establecer un equilibrio en las aportaciones presupuestarias y una coordinación entre las administraciones públicas, los cabildos y las entidades públicas y privadas con el fin de que se puedan programar las intervenciones con proyección de futuro y de acuerdo con criterios de sostenibilidad.
Entre los criterios de priorización de las actuaciones se tendrá en cuenta el nivel de cofinanciación, de manera que se produzca una alta coparticipación y corresponsabilidad de todos los agentes implicados.