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La Vera es una comarca con evidente personalidad no solo por el medio físico-natural que la encuadra sino por sus valores culturales, sociales y económicos. El territorio de esta comarca se encuentra situado entre las estribaciones montañosas del macizo de Gredos y el valle del Tiétar. Por ello presenta dos partes bien delimitadas, la correspondiente al pie de monte, y la depresión del río Tiétar, con abundantes sedimentos aluviales profundos donde se sitúan la mayor parte de los cultivos de tabacales.
El clima es de tipo mediterráneo, aunque modificado por la influencia atlántica y sobre todo por los efectos de Gredos que hace de pantalla protectora de los vientos del norte. Ello determina, unido a los regadíos, un microclima con unos índices pluviométricos y unas temperaturas favorables para el cultivo del tabaco.
Los tabacales de esta zona conforman sistemas específicos del territorio, representados por la combinación del trabajo del hombre y de la naturaleza, que ilustran la evolución de ciertos colectivos en esta área y sus asentamientos en el espacio y en el tiempo.
Se ha llevado a cabo la realización de un estudio del paisaje cultural de La Vera, en relación con el cultivo del tabaco que actúe como diagnóstico general y como vía e instrumento para la elaboración de políticas ambientales y territoriales que desde la óptica de concebir el paisaje como un recurso, se reviertan en la conservación y el desarrollo sostenible del mismo, frente al peligro que en muchas ocasiones representa la evolución social para la preservación de valores históricos, patrimoniales, sociales y económicos.
La retirada de las ayudas procedentes de la PAC a este cultivo y el aumento de la competencia internacional han sido unos de los factores determinantes para la realización de este estudio, ya que se contempló la posibilidad de que desapareciese progresivamente, perdiéndose a su vez parcelas, edificaciones agrarias, técnicas asociadas y estructuras de regadío, entre otros, lo cual revela una tendencia hacia la degradación de este paisaje frente a la falta de rápidas y concretas definiciones.
Los antecedentes sobre el paisaje de La Vera refieren una continua evolución que ha estado marcada por importantes transformaciones del paisaje en estrecho vínculo con la acción del hombre, respondiendo fundamentalmente a factores teológicos o económicos. En época de musulmanes, los encinares de la zona fueron objeto de destrucción, pues sus frutos alimentaban a los cerdos, animales que no eran bien vistos por esta religión; por el reinado de Carlos V era reconocida la fama de la comarca por sus plantaciones de naranjos y limoneros, los que fueron sustituidos a partir del siglo XVIII por bosques de castaños, cuyas plantaciones derivadas de los primitivos bosques se reducen a poblaciones representadas fundamentalmente en Jaraíz de la Vera, Torremenga, Pasarón y Guijo de Santa Bárbara. La combinación de una agricultura de montaña y valle también jalona pautas en los contrastes y movilidad del paisaje verato.
Uno de los elementos que prevalecen en la actualidad son las formas de apropiación de la tierra, la población dispersa en los campos tiende a incrementarse, condicionado por las propias características del medio, mientras se mantienen los minifundios que acrecientan la pobreza de sus propietarios.
Estudio del paisaje cultural de La Vera